Melvina es mi hija. O hijastra. Algo así.
Tiene cuatro padres: dos papás, y dos mamás. Uno de ellos, como ya les dije, soy yo, el otro es Horacio. Las dos mamás son Adriana y Marcela. Y los cuatro la queremos mucho.
La encontramos un día cuando caminábamos a... no recuerdo donde, pero caminábamos rumbo al edificio de arquitectura, aunque no era nuestra destino. Bueno, en fin: no, Melvina no es lesbiana.
(Creo)
Es una piedra, con un listón rosa atado a ella. Así supimos que era niña... bueno, y también porque le falta ya saben qué. Pero Melvina es muy especial.
Al principio no tenía cara, pero yo, con un marcador negro, le hice una sonrisa, para que siempre estuviera feliz. Me duele haberla dejado, por pequeña. El mismo día que la encontramos, la abandonamos.
Pero no tiene porque preocuparse más. Pronto uno de sus padres llegará a casa, quizá, pidiéndole perdón por haberla dejado sola por tanto tiempo. Son cuestiones de política... de política y dinero, que yo no puedo manejar.
Y estará ahí, sobre la mesita de vidrio, esperándome con una sonrisa.
Tiene cuatro padres: dos papás, y dos mamás. Uno de ellos, como ya les dije, soy yo, el otro es Horacio. Las dos mamás son Adriana y Marcela. Y los cuatro la queremos mucho.
La encontramos un día cuando caminábamos a... no recuerdo donde, pero caminábamos rumbo al edificio de arquitectura, aunque no era nuestra destino. Bueno, en fin: no, Melvina no es lesbiana.
(Creo)
Es una piedra, con un listón rosa atado a ella. Así supimos que era niña... bueno, y también porque le falta ya saben qué. Pero Melvina es muy especial.
Al principio no tenía cara, pero yo, con un marcador negro, le hice una sonrisa, para que siempre estuviera feliz. Me duele haberla dejado, por pequeña. El mismo día que la encontramos, la abandonamos.
Pero no tiene porque preocuparse más. Pronto uno de sus padres llegará a casa, quizá, pidiéndole perdón por haberla dejado sola por tanto tiempo. Son cuestiones de política... de política y dinero, que yo no puedo manejar.
Y estará ahí, sobre la mesita de vidrio, esperándome con una sonrisa.
5 comentarios:
Jajajaja, me encanta.
Fluido y siempre divertido Juan. Yo una vez también dejé a un hijo, no sé dónde ni por qué, pero lo dejé.
Hará dos semanas me entró la nostalgia-tristemente patética- y buscando en mi correo me encontré con nuestra obra, ¿te acuerdas?, Lula, Ana(¿sigue viva?), tú y yo. Me reí tanto que se me trabó la mandíbula. Aparte, esa vez le vi los calzones a Lula, jajaja.
Te sienta bien la onda árabe. Saludos desde mm, ni idea qué poner.
¿cómo va la novela contra la iglesia? Tengo memoria =P.
Releyéndome, veo que hice un acto de soberbia. Donde dije "nuestra obra", digo "tu obra". Me acuerdo que fue un sábado, creo que al cabrón del profesor no se le salían más los ojos porque si no volaba el muy baboso.
linda historia sobre una tierna piedra X3
no manches modest.... ya pon algo nuevoooo jajaja... y veme a visitar a mi blog qe seguro ya se te paso todo el año jajajja besos
que es eso una piedra??
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