viernes, febrero 20, 2009

Tu Abuelo

Juan se encontraba en el suelo de su cuarto, echado frente a su computadora leyendo un libro de autor alemán. La alfombra era suave, mucho más cómoda que su nueva cama, la cual era prestada en sustitución por su reventado colchón. Lo extrañaba, extrañaba esa suavidad, esa sencillez, se perdió en los planes triviales del día: ¿a qué hora salir?, ¿ir al bar?, ¿cómo se iba a regresar?, ¿cuáles eran los planes para el fin de semana? Era viernes, y el carnaval había empezado en su natal Guaymas. Estaba encerrado en su banal burbuja de pensamientos cuando la reventó una llamada telefónica.
Juan se acercó, entre torpe y emocionado, al celular. Generalmente, el sonido de los teléfonos de casa lo sacaban de quicio, pero el sonido del móbil era diferente, pensaba él. ¿Por qué? Porque te quieren a ti, te buscan a ti, no quieren comunicarse con alguien más que esté en tu casa, sino contigo, porque es tu celular. El joven siempre había pensado que una llamada al celular le cambiaría la vida... y así fue.
Entonces, se dio cuenta -gracias al detector de contactos- que era su madre quien lo llamaba. "Debe ser que me depositó el dinero de la colegiatura" pensaba Juan cuando contestó.
- ¿Bueno?
- Hola, Juanito.
- ¿Qué onda? ¿Qué ha pasado?
- ¿Estás en la escuela?
Juan notó la evasiva a su pregunta, sin embargo, prosiguió.
- No, pero lo estaré pronto.
- Ah... bueno ¿y estarás ocupado hasta tarde?
El joven se llenó de una excitación estúpida, siempre que sus padres le hacían una pregunta así cuando se encontraba en Hermosillo es que irían a visitar la ciudad, lo cual significaba para Juan una comida deliciosa así como un aventón gratis y cómodo.
- Sí, creo que sí, todo el día -contestó, mientras en su mente ponía en balanza los planes con sus amigos junto el cierre del foro de la escuela y comer con sus padres-. ¿Por qué?.
- Es que... ocurrió algo.
- ¿Qué cosa?
- Tu abuelo.
Juan lo supo en ese momento, se sentía tan vacío de tantas maneras. Para él, el mundo se paralizó y todo lo que lo rodeaba desaparecía en una profunda e intangible oscuridad. Se sintió solo.

Francisco Morales Rubí, Q.E.P.D.

3 comentarios:

Orejitas Tuyas dijo...

Te diría que sé lo que se siente. Pero no sé, a muchos se les pude hacer muy estúpido. Tú sabes por qué.
Aunque a pesar de todo sé lo que es perder a un ser muy querido.

Y pues no sé qué decirte...
sólo darte mi sincero pésame y decir, más bien recordar, que ya sabes, aquí estoy para cuando me necesites

:*
Ánimos!
abrazos de oso

sokeh dijo...

cuanto lo siento Juan, changos, es aw, no sé que decir (I guess).
Maw, *hug* cuando llueve, después podemos ver arcoiris! Que estés bien ^^

::Mr.KARATE:: dijo...

Que triste.

Es dolorosa la perdida de un ser querido; desgraciadamente cada quien lleva su dolor de manera muy personal, que el tiempo te ayude a sanar esa perdida... y ANIMO!!.

La historia que escribiste aunque triste, la encuentro empatica. A mi me avisaron del deceso de mi papa de igual manera en el 2005.


Saludos!

Mr.KARATE
--Black Belt


P.s. Este sabado fallecio tambien el abuelito de una amiga en Guaymas.